La huelga pudo haber sido resuelta dentro de los muros del colegio, si el director no hubiera recurrido, sin razón aparente para ello, al prefecto del departamento, con lo cual, el movimiento estudiantil se convirtió en un asunto político nacional.
En otras ocasiones he escrito y hablado sobre la huelga del 50. He escrito un libro que titulé Cuatro días de junio, en homenaje a aquella fecha.
Esta vez, me dirijo a Arequipa para participar en los actos por ese aniversario, que incluyen la ceremonia de develación de una placa recordatoria en el mercado central de San Camilo, en recuerdo a los trabajadores de ese establecimiento que en un gesto solidario, llevaron víveres y apoyo a los estudiantes que mantenían la posesión del histórico y centenario plantel al atardecer del 13 de junio.

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